Salimos de Yabelo muy tarde. Pilar no se ha recuperado y continúa con vómitos. Puede que sea por culpa de un virus y no por haber comido algo que no estuviera en buenas condiciones. Hemos preparado sueros para intentar recuperar la perdida de líquido y sales. Su situación no parece mejorar, por lo que no pasamos de Konso. Lo mejor es que descanse y se pueda recuperar para poder ir mañana hasta Dimeka y asistir a su mercado, uno de los más espectaculares de Etiopía.

En Konso poco tiempo me queda para poder visitar y fotografiar el pueblo. En cualquier caso, me lanzo a la captura de imágenes con una luz que compensa la jornada que hemos pasado.

Los Konso viven en pueblos de casas redondas de piedra y techos muy elaborados. Las mujeres visten coloridos trajes que me recuerdan mucho la vestimenta de algunas zonas de Guatemala.

En esta zona se siente la mayor presión del turismo. Hacer una fotografía ya no es lo mismo que los días pasados. Durante más de una semana no hemos visto a ningún extranjero y el contacto con la población ha sido más real e intenso.

La mayoría de la población pasa el tiempo libre bebiendo un licor que destilan en muchas de las casas del pueblo. Si no lo toman en casa se van a bares que están llenos de gente que difícilmente se pueden poner de pie.

Al igual que sucede en Marruecos, hay que agradecer que el turismo se dirija siempre a los mismos sitios. Eso permite que el resto del país se mantenga intacto y uno se pueda sumergir en la cultura local.

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