Los chinos ya están trabajando para asfaltar la pista. Supongo que en este país, al igual que en casi toda África, habrán llegado a un acuerdo con el gobierno para quedarse con la concesión de algo de valor como pudieran ser algunas minas. Es increíble, están por todos los rincones de este continente.
Conforme descendemos en altitud cambia el paisaje, la temperatura y la población que nos encontramos. Cerca de Negele aparecen los primeros pastores Borena. Aunque se les considera una rama de los Oromo, tienen culturalmente más parecido a las tribus del norte de Kenia.
Tuvieron mucha fama de feroces guerreros entre los primeros europeos que se encontraron con ellos. Ahora son todo lo contrario, son muy pacíficos y amables, existiendo entre ellos la costumbre de jamás levantar la voz con enfado.
Las mujeres van vestidas con trajes y telas de vivos colores, probablemente para contrastar con la aridez que les rodea. Los hombres llevan un palo, una lanza o un fusil Kalasnikov que como es costumbre en las tribus del sur, utilizan para defenderse del robo de ganado. Éste constituye la riqueza de los Borena, cuanto más cabezas de ganado tienen, más valía para quién lo posee. Se dice que los Borena preguntarían antes por la salud del ganado que por la de su mujer.
Aunque estamos en época de lluvias, el agua aquí casi no ha hecho su aparición. El suelo está sediento, los riachuelos completamente secos y los rebaños desnutridos. En el horizonte se ve un cielo totalmente gris que amenaza con descargar agua, sin embargo, la tormenta parece no querer llegar hasta donde nos encontramos.
Montamos campamento cerca de pocos kilómetros antes de llegar a Wachile.