Los mercados se suceden, el colorido nos desborda y la vitalidad nos contagia. En esta sucesión de montañas los Oromo se han concentrado intentando arrancar a la naturaleza una riqueza que al menos les hace subsistir dignamente.
Iniciamos una pista que nos conducirá hacia el sur. El paisaje cambia y la población desaparece. Una sabana africana nos obsequia durante muchos kilómetros con un atardecer espectacular. Preferimos avanzar y montar el campamento lo más cerca de Shek Husen.