Viajar por el desierto, sentirse nómada, es algo que todos hemos añorado en alguna ocasión. Sin embargo, nuestra sociedad ejerce una fuerza de atracción a la que pocos se pueden resistir. Durante muchos viajes por el norte de África, por el desierto del Sáhara, me cruzaba con caravanas que encendían mi ansia de sentirme como uno más de ellos. De sentirme con la libertad con la que han errado durante siglos.
Mi amistad desde hace unos 30 años con Ibrahim Sbai, organizador del festival internacional de música africana Taragalte, ha terminado por hacer realidad ese interés común de revivir el espíritu de las antiguas caravanas y de los caravaneros. La obligada anulación del festival Taragalte 2020 por culpa del Covid, le ha reforzado su proyecto de organizar una caravana dentro del marco «Caravane Culturelle pour la Paix»que sirva de unión a todos los pueblos y culturas por los que discurrían las caravanas procedentes del Sáhar y del Sahel y, especialmente, de Tombuctú. La Caravana Cultural por la Paz es ya una realidad y, para mí, la ocasión de cumplir el sueño de sentirme caravanero por unos días.
Durante los diferentes días de ruta, se pretenden cumplir una serie de objetivos que sirvan para acercarnos a ese medio natural y a la problemática a la que se enfrenta en nuestros días. En esta primera etapa por el conocido como «codo el Valle del Draa», hemos intercambiado con la población local los efectos del cambio climático y de la imparable sequía que afecta a la región.
Pueblos abandonados, palmerales aniquilados por la falta de agua y el «bayoud», una enfermedad que termina matando las palmeras al igual que el picudo rojo en España. Los pozos se han convertido en agujeros invadidos por la arena. Los antiguos campos de cultivo han entrado a formar parte del mar de dunas En los últimos 20 años, poblaciones como Mhamid, han visto desaparecer a la población, cerca de 4.000 familias en este último pueblo.
Nuestra ruta en esta primera etapa nos acerca a la antigua arquitectura que disfrutaron los caravaneros de antaño y que ahora, por culpa del abandono y la climatología, se han convertido en reliquias del pasado.
Brahim nos cuenta la historia de esta construcción perteneciente a su familia. Antiguo caravanserai, servía de protección y de lugar de estocaje a los productos que transportaban los miles de dromedarios en aquella época dorada del tráfico transahariano. Un lugar en el que reponer fuerzas, previo pago aduanero, antes de iniciar el ya más benévolo recorrido por el Draa hasta Zagora y los mercados del norte.
A través de un suelo cuarteado por la sequía, nos acercamos al punto de encuentro con el resto de caravaneros con los que proseguiremos nuestro periplo durante las próximas jornadas. Casi todos son ancianos cargados de historias y experiencias que contar. Espero que cada atardecer suponga un reencuentro con una cultura que está en vías de extinción.
A través de las espectaculares formaciones del mar de dunas, van apareciendo los componentes de esta peculiar caravana. Un escenario más propio de una película de Bertolucci. Os iré presentando a los que son los verdaderos protagonistas de esta historia.
Ibrahim Sabai, organizador de la Taragalte y de la Caravane Culturelle pour la Paix.
Abdelkader conocido Kadi.
Khatar
Al fin hemos llegado al punto de encuentro. El agua no ha reunido en este lugar del desierto para continuar juntos en esta experiencia.
www.caravaneculturellepaix.org