Salimos hacia una de las aldeas de Bosquimanos San. 90 kilómetros de recorrido hacia el oeste de Nata. La llegada no es tan romántica como uno pudiera esperar cuando piensa en los hombres del desierto del Kalahari.
El pueblo San se ha sedentarizado, estableciéndose en comunidades rurales que subsisten gracias a los rebaños de ganado. El jefe del poblado, de aire triste, probablemente por la pérdida de identidad que están sufriendo, nos muestra con orgullo lo que queda de su tradicional modo de vida.
Plantas y frutos que ya no gustan a los jóvenes, huellas recientes del paso de los elefantes, lagos repletos de aves… está encantado de encontrar gente que le escuche sobre los valores de su tierra.
Las facciones de los bosquimanos son muy particulares, unos rasgos que los diferencian del resto de los grupos negroides. Con nuestro amigo pasamos unas horas observando la transición cultural de África.
Lo que está claro después de los kilómetros que llevamos recorridos en nuestro periplo por el sur del continente, es que en esta tierra, para soñar despierto con el romanticismo de los antiguos exploradores, hay que irse al África subsahariana. El problema es que actualmente viajar por esa zona conlleva un serio riesgo por la falta de respeto a los derechos humanos.
Nuevamente de regreso al Pelican Lodge.