Hablar de Mauritania es hablar de historia, pero también hablar de desierto, de arena, de dunas y de espacios infinitos. Eso es lo que pretendemos durante los próximos días, sumergirnos en esos escenarios de soñadores, de comerciantes, de exploradores e incluso de insensatos. Pero, quién puede decir que está absolutamente cuerdo? En Nouakchott, algunos piensan que estamos locos por intentar adentrarnos en solitario por algunos espacios totalmente despoblados que desde hace siglos han sido territorio de nómadas y caravanas. Para otros, lejanos a la realidad del país, el peligro supone ser agredidos, atacados o secuestrados. Para nosotros, la realidad se presenta a pocos kilómetros de abandonar el asfalto. El desierto parece querer avisarnos de lo que nos puede esperar si no tomamos las medidas y precauciones necesarias.
Parece mentira que a pesar de vivir gran parte del año en las dunas, su visión me siga aflorando multitud de sentimientos. Formas suaves y serenas parecen ocultar la dureza que supone habitar en pleno desierto del Sáhara. Sus habitantes parecen estar hechos de una pasta especial, y eso se siente cuando uno se para a dialogar o simplemente cuando se les mira directamente a los ojos con un té en la mano.
Al igual que en casi todos los países africanos, el mercado supone sumergirse en olores, colores, escenas casi irreales y sobre todo, sentir el palpitar del pueblo. En algunos mercados se vive en un auténtico frenesí en el que es difícil asimilar todo aquello que pasa a tu alrededor. En otros, es todo lo contrario, relax y un transcurrir del tiempo y de los acontecimientos que parece marcado por el clima. Un clima que invita a tomarse la vida con tranquilidad esperando a que las cosas sucedan según el discurrir natural de la vida.
Vibrantes colores rompen con la monotonía del ocre y de los tonos de la tierra. Incluso en algunos lugares, como veremos más adelante, hasta las dunas han decidido adornar el desierto vistiéndose de blanco y de naranja. Una manera de alegrar la marcha rítmica de las caravanas que durante siglos han surcado estos océanos de arena.
Cada cual parece tener su propio hueco en el que desarrollar su saber hacer y poder sobrevivir mientras perpetua la saga de artesanos que parecen ir desapareciendo en gran parte de los países occidentalizados. Es increíble observar las bellezas que se pueden crear con elementos simples y que incluso muchos tirarían a la basura. En esta zona el trabajo del cuero es soberbio, ya que además de cumplir la función con la que se crea, terminan convirtiéndose en pequeñas obras de arte.
Salimos del mercado y nos alejamos de la población para encontrar alguna zona en la que montar nuestro campamento. Normalmente me gusta que sea cerca de asentamientos de nómadas porque eso me permite sentir y saborear un modo de vida que me ha fascinado desde que era pequeño. Bajo una tienda de pastores, bajo la jaima, tomar un té tiene otro sentido. En muchas ocasiones siento envidia por una libertad que, impuesta o elegida, les hace dueños de su propio tiempo.
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Waouh je veux!
Fantástico trabajo todo el que hace! Una fotos espectaculares! Un explorador con un carácter aventurero incansable!
Un abrazo
Tuve el placer y la gran suerte de conocerle hace unos años cuando iba con Alicia Sornosa por Marruecos y tuvimos un problema con el viscoso del toyota Land Cruiser LJ 70 que usted y su gran amabilidad nos solucionó rapidamente! No se si lo recordará, pero un millón de gracias de nuevo!
Ya no te bastan las imágenes.Guardas tantas en tu retina que necesitas volcar el enjambre de sentimientos que te producen y con ellos
me arrastras al lugar donde estás.
Gracias por estos viajes gratis