No importa cuantas veces visite el mismo lugar, casi la misma duna. La luz crea una serie de composiciones dignas del mejor de los artistas. Juegos de luces y sombras, armonía de volúmenes cincelados por la continua acción de un viento, a veces inapreciable y en ocasiones furioso. El Sáhara nunca nos dejará indiferentes.